La raza acual Gascón Saintongeois procede de una antigua raza, desgraciadamente hoy desaparecida que recibía el nombre de Sabueso de Saintonge o Perro de Saintonge. Se trataba de una raza de muy antiguo linaje, entroncada con los perros usados en las jaurías de los Reyes de Francia, pero que con el paso del tiempo el número de ejemplares fue descendiendo.
Este descenso del uso del Sabueso de Saintonge se produjo de forma paralela a la desaparición del lobo en territorio francés, al igual que sucedió con otras razas dedicadas a la caza del lobo, puesto que el Sabueso de Saintonge era una raza especialmente dotada para la caza de esta especie.
En ese sentido, el Vizconde E. de Besgeya, ya por el año 1885 vinculaba la desaparición del Sabueso de Saintonge con la extinción del lobo en territorio francés.
Es por ello, en estos tiempos modernos tan convulsos donde parte de la sociedad urbana alejada del mundo rural, que resulta más importante que nunca seguir defendiendo la caza así como la conservación de las especies cinegéticas, puesto que al igual que pasó con el Sabueso de Saintonge, la prohibición de la práctica de la caza o la reducción de las especies cinegéticas, puede conducir a la desaparición de las razas de sabuesos dedicadas a esas prácticas, máxime si tenemos en cuenta que en general muchas de las razas de sabueso actuales, en especial las de mayor tamaño no las hacen aptas para vivir como animales de compañía en un piso y tampoco como perros de guardia, debido a su carácter noble, afable y gregario.
Aunque hoy en día y desde hace muchos años el Sabueso de Saintonge es una raza extinta, aún hoy en día es posible ver su influencia en muchas de las razas de sabueso franceses que sobreviven como es el caso del Gascón Saintongeois, aunque también podemos observar rasgos heredados del Sabueso de Saintonge en razas como el Sabueso Francés Blanco y Negro, o incluso en el Poitevin y el Sabueso Francés Tricolor.
Volviendo a los orígenes del Sabueso de Saintonge, podemos decir que la nobleza y cualidades de esta antigua raza fue algo especialmente valorado desde tiempos ancestrales en Francia, como demuestra la representación de perros con el tipo del Sabueso de Saintonge que recuerdan nítidamente a esta raza en todo tipo de tapices y pinturas.
Por otro lado, existen es posible encontrar entre la correspondencia del Rey Enrique IV de Francia con el Marqués de Balanzac a caballo entre los siglos XVI y XVII, donde Enrique IV de Francia pregunta al Marqués sobre sus perros, lo que nos permite concluir que el Marqués de Balanzac se ocupaba del cuidado de la jauría de dicho rey.
En relación a este intercambio epistolar, es importante destacar que el Marqués de Balanzac poseían el castillo y la tierra de Balanzac, situada cerca del pequeño pueblo homónimo, en medio de Saintonge entre Saintes y Marennes. A su vez, el Marquesado de Balanzac acabó estando emparentado con el marquesado de La Porte-aux-Loups, en el que encontramos el documento más cierto relativo al Sabueso de Saintonge, si bien ya en una época muy posterior contemporánea a la Revolución Francesa de 1789.
Según dicho documento, recogido por Pierre Megnin en su obra “La Raza de Saintonge”, se indica lo siguiente:
"Según nota escrita de puño y letra de un caballero, el marqués de La Porte-aux-Loups y guardados en sus papeles familiares cuando estalló la revolución de 1789, los últimos representantes de la antigua raza Saintongeois fueron:
Una perra llamada Minerve y dos perros, Mélanthe y Fouilloux. Estos perros abandonados en el Château de Beaumont, a cuatro o cinco kilómetros de Gémozac, durante el exilio del marqués, fueron recogidos por un fiel administrador que los devolvió sanos y salvos a su amo cuando pudieron regresar a Francia.
El marqués de La Porte-aux-Loups, unos años más tarde, entregó sus tres perros a su sobrino, el Sr. de Saint-Légier, quien los convirtió en la estirpe de la nueva raza de Saintonge, perfeccionada por el mestizaje, según nos indica el Conde Le Couteulx de Canteleu en la publicación periódica Journal des Chasseurs.
En consecuencia, podemos suponerque los cruces entre los perros gascones de Enrique IV, criados por los Balanzac, y los Saintongeois del marqués de La Porte-aux-Loups se produjeron a partir de entonces, ya que es bien sabido que Enrique IV poseía gascones y está probado que la raza de los gascones de Bruka procedía de este monarca”
Por otro lado, se tiene constancia de que a principios del siglo XIII, Monseñor de Foudras-Châteauthiers, obispo de Poitiers, hizo unos cruces similares en el château de Dissay, casa de campo de los obispos de Poitiers, con un semental Azul de Gascuña y una perra Saintonge, originando la raza denominada Chien Bleu de Foudras, que en su tiempo gozó de una gran fama pero que también ha desaparecido.
Algunas de las primeras referencias escritas describen al Sabueso de Saintonge con una apariencia agalgada, algo que no concuerda con las imágenes y representaciones gráficas que nos han llegado de esta raza de perros. Estas referencias pueden ser bien porque se realizaron ras observar perros fuera de tipo, mal alimentados o enfermos, o bien por la realización de cruces aislados con lebreles realizados con la intención de proporcionar una mayor velocidad punta al Sabueso de Saintonge, aprovechando que en su momento gozaron de gran fama los lebreles de la región de Saintonge. Por tanto esta hipótesis puede gozar de cierta credibilidad al coincidir en la misma región geográfica ambos tipos de perros, máxime si tenemos en cuenta que en tiempos antiguos, el concepto de raza no estaba establecido y por tanto, bajo la denominación de Sabueso de Saintonge quedaba recogida una amplia diversidad de tipos.
Luron, Sabueso de Saintonge, propiedad del Conde J. de Chabot (ilustración procedene de la publicación Journal L'Acclimatation)
Por otra parte, tal y como indica Georges Mignet, para lograr solucionar algunos de los defectos que llegaron a aquejar al Sabueso de Saintonge, como la anemia y la debilidad de los metacarpos, los cazadores de antaño recurrieron a menudo a cruces con otras razas de perros y en particular con el Sabueso Gris de San Luís (raza desaparecida hoy en día también), cuyas cualidades de velocidad y resistencia eran conocidas con el fin de agregar lo que faltaba en el Sabueso de Saintonge.
Volviendo al Marqués de La Porte-aux-Loups, los dos Cazadores de la región de Saintonge más famosos fueron:
El Conde de Saint-Légier, que vivía en el Château d'Orignac cerca de Saint-Genis de Saintonge (Charente-Maritime), luego el Doctor Clémot, médico conocido en el pasado en Rochefort-sur-mer y cuya perrera se encontraba en su propiedad de La Salle, cerca de Pont l'Abbé d'Arnoult, a 5km de mi casa.
Los cazadores que sucedieron a estos cazadores famosos no fueron menos implacables, la gente todavía cita, en el campo, la destreza de un cazador del Conde de Saint-Légier, quien, siguiendo a un gran lobo, no dudó, agarrado a su caballo, cruzar a nado el rio Charente.
La jauría de Hennessy de Cognac, en Pas des Chaumes, bosque de Aulny, contó con muchos Saintongeois que, a su vez descendían de los perros del Marqués de Dampierre, castillo de Plassac, cerca de Saint-Genis de Saintonge (bajo Charente) tal vez tenían sangre de Virelade, porque el marqués estaba en una relación de caza con el barón Joseph de Carayon-Latour.
Relacionado con esto, tenemos el testimonio de Georges Mignet, que tuvo la oportunidad de ver las pieles de dos de los perros de la jauría del Señor Hennessy proporcionándonos la siguiente descripción:
Las orejas de uno eran negras con una gran lista entre los ojos y una mancha en medio de la frente, una pequeña mancha en la parte posterior del rabo y algunas motas raras; las orejas del otro también eran negras, la frente completamente blanca, no había otras manchas negras en el cuerpo, pero sí manchas más numerosas y un poco más aparentes.
Por otro lado, los perros de la jauría del Marqués de Dampierre gozaron durante mucho tiempo de una gran celebridad procediendo estos perros, de los Sabueso de Saintonge del Conde de Saint-Légier.
El señor d'Auzay también era dueño de Saintongeois, es de suponer que a partir de perros criados por el doctor Clémot, por ser de la misma región.
Por último, la familia d'Auzay vivía en Soubile, un pequeño pueblo cerca de Rochefort sur mer, a unos 18 km de La Salle donde el Doctor Clémot tenía su perrera.
Los perros de Saintonge también gozaron de gran honor en Poitou y en Haute-Vienne en las famosas jaurías de l'Hermite y de Montbron tenían cierta cantidad de esta sangre. Los Saintongeois se cruzaron a menudo con los Hauts-Poitevins, los Laryes, los Céris y los Charentais de la raza de Montemboeuf y dieron elementos muy preciados en los cruces con perros ingleses.
En el bosque de Bois-Blanc (Charente), existía a un admirable ejemplar de Sabueso de Saintonge de nombre Briffant, que venía de la perrera de Henri de Bernède, perro prominente en la jauría del vizconde Émile deBesgey el conde Raoul de Maichin.
Todos estos perros tenían muy pocas manchas debajo del pelaje blanco (pero las manchas no se veían debajo del pelaje) con raras manchas negras de ébano, ambas orejas a menudo eran negras, pero a menudo también una de ellas era blanca, blanca y negra, un blanco moteado; un el ojo completamente blanco era frecuente, y en esta circunstancia, las manchas color fuego pálido sobre el ojo no existían.
A menudo, era posible observar en estos perros una pequeña mancha redonda en el nacimiento del rabo, a veces prolongada de 8 a10 cm sobre la cola, frecuentemente una mancha del tamaño de un puño en uno de los flancos.
Eran subpelos ligeramente moteados, estos moteados eran más visibles, pero vi algunos que a unos metros de distancia no parecían moteados en absoluto.
El pelo muy corto por todas partes y casi ausente en el hocico en las inmediaciones de la nariz, en las mejillas, las orejas, debajo del vientre y dentro de los codos y muslos, todas estas partes aparecían de un tono rosado ya que mostraban el piel.
El color fuego que era extremadamente pálido, a veces casi blanco, solo existían en ubicaciones regulares, a saber:
1° por encima de cada ojo almendrado.
2° sobre una línea de un pequeño centímetro de ancho y aproximadamente 4 cm de longitud sobre la extensión del pliegue que se forma alrededor y detrás del ojo si se adelanta la piel.
3° en las mejillas, pero sólo si la mancha negra hubiera descendido hasta este lugar.
4° en el borde de cada oreja.
5° alrededor del ano y por encima de los lados del nacimiento del rabo, siempre que exista en este lugar una mancha negra; en estos lugares el color fuego solo un borde delgado que bordeaba las partes inferiores de la marca negra.
La vulva y testículos, negros también.
De acuerdo a lo indicado por el Conde le Couteulx de Canteleu se trataban de perros de una elevada talla alcanzando una altura a la cruz de 24 a 28 pulgadas(0,66 m.-0,77 m.).
La cabeza muy delgada, más bien alargada que corta, dejaba ver fácilmente la osamenta del cráneo, el hueso occipital muy prominente, el párpado inferior ligeramente caído, la nariz muy grande y ligeramente curvada por su enorme desarrollo, el hocico casi recto y la depresión naso-frontal marcada pero sin exagerar.
Las orejas semilargas de implantación muy baja, de tejido muy fino y bien enrolladas por dentro, el lomo a menudo carente de anchura y un poco demasiado recto.
El pecho muy profundo que llega claramente a la punta de los codos, el costado respingón, los flancos levantados y firmes.
Eran un poco rectos en sus patas delanteras y tenían muslos demasiado planos. Sus rabos largos y muy delgados solían llevarse bajos, excepto cuando cazaban. Tenían el cuello muy largo (cuello de sirena) sin papada. Los pies eran de liebre, más bien largos, con los dedos muy apretados.
Existen referencias escritas de muchos de los cazadores que poseyeron Sabuesos de Saintonge y todos ellos son unánimes en reconocer que ningún gran sabueso de rastro tuvo una figura más noble y elegante que estos perros.
Sus voces a veces eran un poco sordas, aunque su latido era incomparable. Su forma de latir los retrasaba un poco en su ritmo de trabajo, porque en ese momento aminoraban la velocidad hasta el punto de detenerse tanto que parecían complacerse en prolongar su golpe de garganta.
De acuerdo a la descripción ofrecida por el Conde Le Couteulx, el Sabueso de Saintonge era “Blanco con manchas negras, orejas negras, paladar y testículos negros; marcado con mancas de color fuego pálido sobre los ojos,con la piel marcada con manchas de color negro; desde la talla más alta 0,66 hasta 0,77 metros, cabeza estrecha, nariz ligeramente respingona, o al menos teniendo este efecto debido a la gran anchura y grosor de las fosas nasales; párpados inferiores muy caídos; orejas semilargas finas y muy rizadas, lomo más bien angosto y curvo, flanco flaco y delgado, pecho profundo.
Son generalmente un poco rectos al frente y su velocidad es todavía bastante alta, su paso se compone de un buen movimiento de galope mezclado con un trote alargado y sostenido. Su nariz es exquisita. Son completamente rectos en el camino, tienen un andar regular y siempre el mismo.
Cazan todo tipo de animales y muy bien el lobo.
Más grande, más hermoso, más noble que los de casi todas las razas francesas, puro de toda alianza desde hace más de treinta generaciones, el verdadero perro Saintonge, con su pecho profundo y flanco estrecho, su pata seca y alargada, su lomo arqueado y su cola afilada se parece mucho al galgo, y si no brilla en primera fila es porque no tiene voluntad y su forma de latir retrasa un poco el paso. Va sin prisas, confiado en su pasado y en su increíble sentido del olfato. En lugar de dar a luz, puede consentir en cazar con la cola, pero su tenacidad lo vencerá todo; al principio, su espalda elástica pronto lo colocará en un buen lugar, y después de diez horas de carreras sobre un lobo viejo, lo acabará alcanzando s. Es un perro muy disciplinado y fácil de manejar.
La desaparición progresiva del lobo en territorio francés motivo que uno de los últimos grandes cazadores de lobo que poseia Sabuesos de Saintonge disolviera su jauría. Se trataba del Conde de Saint-Légier, que entregó parte de sus perros a Auguste Henness que utilizó esta base para crear lo que se denominó en la época el Sabueso Anglo-Saintongeois, que también eran conocidos como Têtes noires du Pas des Chaumes (Los Cabezas Negras del Pas des Chaumes). Otra parte de sus perros fueron entregados a al Barón Joseph de Carayon-Latour que los usó para la creación de una nueva raza llamada originalmente Sabueso de Virelade, pero que finalmente acabó recibiendo la denominación de Gascón Saintongeois.
El primer encuentro entre el Conde de Saint-Légier y el Barón Joseph de Carayon-Latour se produjo en el Château de Bruka tras cursar una invitacion a ambos el Barón de Ruble. Este encuentro hizo que el Conde de Saint-Légier entablase una gran relación de amistad con Joseph de Carayon-Latour y le enregó quince o dieciocho meses después, una docena de Sabuesos de Saintonge seleccionados para él.
Mélanthe, Sabueso de Saintonge, propiedad del Conde de Saint-Légier . Grabado de la revista Journal Chasse et Péche
Por aquel entonces el número de ejemplares de Sabuesos de Saintonge era muy reducido y además había una gran endogamia. Ello condujo a Joseph de Carayoon-Latour a intentar revitalizar la raza realizando cruces con los Sabuesos Azules de Gascuña de su amigo el Barón de Ruble. Sin embargo, aunque el resultado de estos cruces fue muy exitoso y celebrado el tipo de los sabuesos obtenidos en estos cruces era lo suficientemente distinto al Sabueso de Saintonge del que procedían que se acabó generando una nueva estirpe que recibió el nombre de Gascón Saintongeois. Con ello, se crearon los cimientos de una nueva raza que ha llegado hasta nuestros días con un notable éxito como perro de rastro, pero que sin embargo supuso la condena definitiva al Sabueso de Saintonge y con ello su desaparición como raza canina diferenciada.